La luna




Nuestras manos tiemblan impacientes,

por todo aquello que está hecho de ausencia

y como un muro del alma,

se quiebra entre ellas la verdad.


Te revelo un secreto de lo escrito

en mi corazón de mujer, siempre escapando

del lazo temeroso que le tienden,

en los nombres escritos por la prisa,

¿miedo al amor,quizás?

Bien sabes que no existe…



Todo amor, al igual que los sauces,

vive de la belleza que le tiende la caída,

diciendo amor

- amor -

“te quiero bien”.



Si, Dios me aconsejó una tarde,

dejar suelto mi pelo y bailar en el agua,

recordar nuestra  caída ,

aunque todos crean que hicimos lo que ellos,

olvidar la tentativa del contacto.



El mundo tiene que llorar de algún modo,

por ese beso que sigue en la luna,

y detrás de el sonrío, ¡Siempre lo alcanzo!.

Pues no hay amor ni poema que tenga fin,

ni lamento que resista su infinita luz.









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